Aunque siempre hemos relacionado Internet con los ordenadores, esa definición hace tiempo que quedó obsoleta porque ahora se puede acceder a Internet a través de tabletas, teléfonos móviles y un sinfín de aparatos cotidianos, como refrigeradores y coches.
Todo el mundo predice que esta tendencia se acelerará en el futuro y que cada vez más artículos y dispositivos tendrán conexión a Internet.
Habrá más cobertura de red
Para la mayoría de los aparatos, las redes inalámbricas serán su principal punto de acceso. Los ordenadores que sirvan de columna vertebral de Internet dependerán de conexiones físicas rápidas que puedan enviar datos a gran velocidad. No será raro transferir tantos datos a través de una red como un disco Blu-ray de un solo vistazo si pasamos de 2G a 5G en unos años.
Aunque ciertos avances tecnológicos pueden sonar a ciencia ficción, muchos creen que en 2050 tendremos implantes oculares que nos permitirán navegar por Internet sin necesidad de utilizar un dispositivo. Incluso si llegamos a la conclusión de que no es ético cambiar lo que somos, podríamos conseguir un resultado comparable añadiendo capacidades de visualización a un par de gafas. Un buen ejemplo son las Google Glasses.
Al mirar a nuestro alrededor, podemos activar una superposición digital que nos proporciona mucha información sobre lo que nos rodea. Esta función puede utilizarse para tareas rutinarias como localizar un restaurante o un estacionamiento.